Comunicación emocional

Estamos metidos de lleno en una verdadera revolución en cuanto a relaciones sociales, en parte por la tecnología en la comunicación, cantidad de personas con la que comunicarse y rapidez en los mensajes, pero que sucede con la calidad, que cantidad de emoción viaja en esos mensajes. En las modernas ciudades las familias son más pequeñas, separadas muchas horas al día, nos cuesta encontrar a alguien, al menos que nos escuche, es cuando parece que miramos hacia abajo en busca de animales, principalmente con fuertes lazos sociales, que nos cubren necesidades emocionales.
En diferentes etapas de la historia los animales han pasado por ser simple alimento, poco después ayudantes en tareas, incluso nuestra prolongación como deportistas, en aquellas especialidades donde no son negadas determinadas habilidades, pero hemos dado un paso más en nuestra necesitada relación y punto de referencia en este mundo, estamos incluyendo a los animales en nuestra vida emocional haciéndolos participes de nuestros sentimientos.
Las diferencias anatómicas del cerebro de los humanos con respecto a otros mamíferos es idéntica, exceptuando la variedad de neocortex, que algunas especies tienen, mantenemos la misma estructura en las funciones básicas de supervivencia, gestión de las emociones, incluso la amígdala de los mamíferos. Para muchos científicos hasta hace poco los animales no eran más que maquinas que reaccionaban a estímulos exteriores, negándoles emociones, conciencia, inteligencia.
Que nos queda entonces para tener una comunicación fluida, que facilite las relaciones, pues si es verdad que el condicionamiento clásico u operante resulta un lenguaje rudimentario pero efectivo, sin embargo cuando queremos intercambiar emociones, estados de ánimo, incluso procesos y desajustes psicológicos, esto se nos queda pequeño. Es entonces necesario un proceso, donde solo actuará correctamente esa comunicación, si nuestra intención es verdadera y fiel al estado de ánimo que queremos transmitir. El proceso debe ser el siguiente: con el mensaje es necesaria una emoción, nuestro neocortex racionaliza y calcula en función de los datos incluidos, pero son las emociones las que nos hacen decidir la situación mas aconsejable. Es por esto que las emociones sean posiblemente la mejor y mas fiel de los métodos de comunicación con animales no humanos, son sentimientos. Por eso no es de extrañar que cada vez más, para mucha gente su mascota le dio una razón en su existencia, una dirección, un sitio, en definitiva un orden, que nace a través del intercambio con otros seres vivos. Se demanda algo diferente en la realción con nuestras mascotas.
Una de las formas que podemos establecer para esta comunicación, puede ser la comunicación no violenta, siendo uno de sus representantes el psicólogo Marshall Rosenberg, estudioso de las maneras inteligentes en busca soluciones a los problemas sin necesidad de violencia. Aunque estos estudios se realizan entre humanos también sus principios se pueden establecer entre seres humanos y no humanos. Su primer objetivo es sustituir los juicios por una observación objetiva, pero lo mas importante es evitar los juicios iniciales, para concentrarse en lo que se siente, esta es la clave de la comunicación emocional. Esta es la forma de comunicación animal, son puro sentimiento solo actúan.
Personalmente creo que es uno de los trabajos previos que tenemos que realizar, no crearnos un conflicto entre corazón y razón, se puede comunicar con los animales sin necesidad de recurrir a la violencia, solo de esta forma el canal de comunicación es fluido y sincero, tendrás un compañero, no un enemigo reprimido. La ley del mas fuerte solo nos hace aflorar lo mas profundo de nuestro cerebro reptiliano, dejando herido a alguno de los dos, atropellando la parte emocional y dificultar la convivencia. Al final la emoción mas importante en el entorno social y que compartimos con otros animales, es el deseo natural de amar a otros y de sentirnos amados.
Intentaremos desde aquí dar pautas que nos parecen correctas y que nos dio buen resultado, en la relación con nuestros seres no humanos.
Manuel Gutierrez